martes, 16 de agosto de 2016

Almuric de Robert E. Howard - Cómic

Editorial: Sword
Año: 1997
Creación: Robert E. Howard
Guión: Roy Thomas
Dibujo: Tim Conrad / Mark Winchell
Género: Fantasïa Epica
Archivos: 1
Tamaño: 21.6 Mb.
Formato: Cbr

Serie basada en el relato Almuric de Robert E. Howard que formaba parte de una novela de science fantasy que Howard dejó inconclusa. La protagoniza Esaú Cairn, prófugo de la justicia transportado a un mundo similar al de Conan.
La adaptación al cómic tuvo lugar en 1980 en la revista Epic de Marvel Comics, por parte de Roy Thomas y con Tim Conrad en la parte gráfica. Fue recopilada en un libro en rústica en 1991, por Dark Horse. Esa misma editorial publicó una nueva aventura del personaje, titulada Ironhand of Almuric, en cuatro comic books que firmaron Roy Thomas y Mark Winchell.


¿Qué comparten JOHN CARTER, KYLE REESE y ESAÚ CAIRN? Pues que aparecen en pelotas en otro mundo. La primera explicación es que hay un subcutáneo deseo del autor por romper con unos convencionalismos puritanos que le encorsetaban y de este modo desafiaba tales normas.
La respuesta es más elemental, no obstante: “nacen” otra vez, y es natural que lleguen allí del mismo modo como lo hicieron aquí. Gradualmente se irán adaptando al nuevo mundo, aclimatación que quizás costaría más de hacer si siguieran envueltos en los pliegues de su ropa habitual, pues les recordaría su estirpe, costumbres, educación, y así estarían forzados a mantener la integridad de muchos de sus preceptos, rechazando con más facilidad los que le impusiera el nuevo entorno.
Ya en materia, desconcierta el pueril prólogo relatado por el doctor amigo de Cairn que, ayudándole a huir de la celda de alguna prisión federal a donde su brutal carácter le puede alojar, le traslada a Almuric.
Howard obvia todo detalle sobre la máquina, su capacidad de teletransportar a Cairn al lejano Almuric, cómo es aquel, en datos astronómicos o afines. Lo que le interesa es mostrar a su bruto extraordinario partiendo cráneos y costillas y aporrearse el pecho con tamborileo de gorila husmeando efluvios perfumados femeninos para copular como premio al triunfo.
Sin pausa Howard repunta este detalle: Cairn, formidable Y fabuloso en lo físico, pero de limitado entendimiento, todo instinto, padecía apretado en este mundo y anhelaba uno de libertades sin fronteras (o limitaciones mínimas y pactadas tácitamente con otros salvajes de su laya), y sus plegarias son contestadas. En Almuric encuentra un lugar donde desfogarse sin miedo a que le metan en la cárcel por excederse dando palizas.
Pero si en Conan el cimmerio apreciamos un deseo de aprender, de cultivarse, de armonizar los instintos primarios de sus tierras norteñas con las sofisticaciones de las naciones del Sur y sus filosofías, Cairn desprecia tal empeño. Es el colonialista definitivo. El Gran Cazador Blanco armado del perfecto credo. En una tierra llena de seres brutales como él, goza de la vida sin mayor complicación que la de no morir según se emborracha, engulle grandes tajadas de asado o caza, y adquiere carácter de líder entre ellos merced a la vehemencia de sus lances.
Obviando el parecido a John Carter, y haciendo un somero estudio de psicología sobre Howard, sentimos que en la obra vomita todo su desprecio por los hipócritas rituales de la Sociedad que le rodea, y ‘replega’ su mente a una era jurásica donde la sencillez es la norma. Las dobleces en la conducta no son posibles por la misma naturaleza del ambiente donde viven.
También dimana la certeza de que las aventuras de Esaú Cairn iban a tener secuelas. La sádica reina de los Yaggas no muere, aunque el holocausto en que desaparece de escena es lo suficientemente ambiguo como para inducir sospecha. Pero teniendo en cuenta los distintos elementos que fue esbozando (el enigmático “mundo” tras el cinturón, las esclavas de color de piel exótico, lo ancho que es, per se, Almuric) la intención de seguir contando aventuras de Cairn en esos pagos era firme. La cuestión es si un personaje tan básico y carente de profundidad emotiva lo merecería. Tiene novia, Altha, porque lo mandan las leyes del relato que escribe, pues Cairn no la necesita, ya que tiene la misma forma, constitución, contumacia y sensibilidad que uno de esos moais de la Isla de Pascua. Y, de paso, su inteligencia (texto resumido de una reseña realizada en unahistoriadelafrontera.blogspot).
Vienen las historias Almuric y Mano de Hierro.

*****





















7 comentarios:

  1. Gracias por esta historia,por fin después de 30 años podré leerla en su totalidad.La empecé a seguir en EPIC, la revista,pero desgraciadamente solo salieron tres números y esta historia y La Odisea de la Metamorfosis,se quedaron colgadas hasta ahora.

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  2. Te entiendo. El 5 de marzo de 1985 hubo un terremoto en Chile y me quedé colgado con una peli de Chuck Norris, el final lo ví como 15 años después. saludos.

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  3. gracias por compartir esta historia. no la conocia, apenas el cuento... Viana

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    1. Estimado, esta sería la versión de Tarzán de Howard, quien era admirador de la obra de Burrows. Cabe añadir que Howard escribió cualquier cantidad de estilos incluyendo western, erótico, policial,etc. Espero está semana lanzar unas pequeñas obras de Howard con esos estilos, con personajes desconocidos para la gran mayoría, entre los que me incluyo. Saludos.

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  4. Hola, no funciona el link. Nunca pude leerlo entero y es fantástico. ¿Podría resubirse? Mil gracias

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    1. Estimado Luis Dafos, link reparado. Aproveché de incluir la historia "Mano de Hierro" donde también aparece Almuric. Gracias por avisar.

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Comentar es gratis :D, si comentas puedo saber si voy bien encaminado.

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